Entonces mientras preparo algo pienso en el COVID y vuelvo a pensar en el arte norteño y luego en los espacios… trato de aterrizar: Los lugares entonces, nos dan identidad, va, te la compro, pero ¿y si generamos nuestro propio lugar, nuestro propio espacio, un lugar simbólico donde no temamos parecer rancheros?. Tengo problemas para fijar mi atención en un punto y en eso recuerdo que antes de regresar soñé que volvía a Chihuahua y vivía en una casa muy típica de acá y se me hizo un sueño de lo más hermoso. Luego hace poco hablaba con otro amigo partícipe también de esta clase de éxodo de la Ciudad de México, le dije: “que bonita tu casa” y me dijo: “si, me gusta, no quería regresar y vivir en cualquier casa ranchera”, “¡ah canijo!” pensé, “mi sueño, literal, era vivir en una casa así”. Luchamos mucho amigos, luchamos mucho por evadir lo que somos por meternos en una cajita de verdaderos artistas contemporáneos.
Entonces mientras pensaba en todos estos issues norteños, luchando contra el COVID y la bella voz de López Gatell, de pronto (bueno, no tan de pronto) se empezó a generar un lugar común -¡ah, bendito sea!- eso necesito, al menos yo la norteña no fronteriza quiero un espacio donde podamos decir “pinche COVID” o “benditos privilegios que hacen que disfrute este encierro” o tal vez ni siquiera hablar de eso y solo abrazar lo ranchera que soy. Invité a unos cuantos artistas visuales, con los que he venido trabajando desde el año pasado en pro de generar una plataforma para el arte contemporáneo norteño, les propuse hacer una dinámica muy simple: ¿Qué ves? Quiero saber qué pasa allá afuera a través de tus ojos, pero en esta ocasión a través de tus ojos de norteño. Tomamos a Hestia y Hermes como dos personajes que cada uno debía desarrollar; desde el hogar como Hestia, buscando generarnos un refugio, pero al compartir lo que vemos también podemos ser Hermes desde nuestro espacio, el cual, es el afuera del otro. Nos convertimos en el receptor y emisor de simples preguntas: “¿ves algo rojo? yo veo esto, ¿ves un cuerpo? esto es lo que yo veo.” No me mal entiendan, amigos, no estoy diciendo que esta dinámica sea el puro arte norteño, pero el pinche COVID nos ha orillado a ser genuinos, a fotografiar lo que vemos desde nuestras casas rancheras y decir: esto es lo que soy. A veces es aburrido porque no lo he querido validar, nos cansa el amarillo que hay por todas partes, en la luz, en el paisaje, en las manchas que el sol le saca a todo, nos cansa que nos encasillen con el desierto (cuando está a tres horas) y sin embargo no podemos negarlo, si dejamos la ropa tendida más de lo normal agarra olor a sol.
Aproximadamente treinta artistas visuales han estado participando en la dinámica de las preguntas, las cuales son publicadas desde la cuenta de Instagram de Proyecto Árida. Este ejercicio también ha servido para estar conectados, ver cuáles son los procesos de cada uno y encontrar empatía ante una situación que muchas veces nos rebasa.
El ser una observadora de cómo se va generando una especie de memoria/conciencia colectiva ante una crisis es un privilegio, pues está enfrente un fenómeno para observar: -desde dónde creamos-, pero sobre todo -el cómo lo hacemos-. El pinche COVID deja de ser un poquito pinche cuando nos encontramos en medio de una área de oportunidad para replantearnos estos puntos de partida.
Dentro de esta sencilla propuesta de generar lugares comunes desde lo virtual no puedo dejar de replantearme el cómo le damos significado al espacio, no solo desde la cuestión de las plataformas expositivas sino de la pertenencia a un lugar, a una ciudad, a un país. Aun en medio de este aislamiento podemos afirmar que nadie es una isla, en nuestro caso ni siquiera un desierto.
Gracia Doré Luévano (Chihuahua, Chihuahua, México). Maestra en Artes Visuales por el Posgrado en Artes y Diseño de la UNAM donde genera la investigación Colección Privada: el objeto cotidiano y su influencia en el quehacer artístico. Licenciada en Artes Plásticas por la Facultad de Artes de la UACH. Docente y encargada de la jefatura de Difusión de Artes Visuales en la Facultad de Artes de la Universidad Autónoma de Chihuahua. Forma parte del colectivo multidisciplinario Versiones enfocado al Arte desde el género y lo colaborativo. Actualmente lleva la dirección de Proyecto Árida, plataforma para la profesionalización y proyección del Arte Contemporáneo en Chihuahua.
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