Josseline Pinto (Guatemala) y Valeria Alfaro Guevara (Costa Rica) estarán conversando alrededor de la escena del videoarte y el cine en la región centroamericana. Dicho intercambio se lleva a cabo vía correo electrónico y quincenalmente lo estaremos socializando en esta página.
TERCERA ENTREGA
08 dic 2023, 14:59 pm
Hola Vale,
Con decirte que he estado pensando tanto cómo responderte que no había podido escribirte este mensaje. Sin duda las preguntas de nuestra conversación son lo que incentivan el trabajo!
Gracias por compartir tu experiencia en estas exposiciones e investigaciones! Hace poco me reuní con algunas curadoras del Getty Center y me mostraron esta exhibición (Videoart in Latin America: https://laxart.org/pst-lala) que organizaron en 2017 para Pacific Standard Time en Los Angeles. Este año se presentó finalmente el catálogo de la muestra y apenas consigo una copia creo que será un documento del que podremos beneficiarnos mucho. Algo que me hizo pensar esta exposición es en nuestra constante búsqueda de definiciones. Tratar de encajar o definir qué es videoarte creo que es importante para poder investigar, pero al mismo tiempo confuso e ineficiente porque tantas cosas pueden serlo. En esta exposición, por ejemplo, hay una obra de Regina José Galindo titulada «Tierra» que yo la considero un performance y no una pieza de videoarte. Pero de nuevo, ¿hay límites? ¿bajo qué parámetros separamos cine, performance y videoarte? ¿Es necesario separarlo? Algo que me encanta del videoarte es también su «display», cómo el medio que lo reproduce se vuelve parte del significado de la obra y eso me trae de regreso a tus comentarios y experiencias sobre el cine.
Sobre si pienso que el video y el videoarte permiten esta expansión de la imagen a otros espacios también, como si fueran capaces de mutar y adaptarse, pienso que sí y no. (LOL). He trabajado con piezas de video con condiciones muy estrictas que deben de reproducirse en cierto tamaño, con cierto equipo, con abcd de requerimientos técnicos indispensables porque esa es la pieza final. Y después he trabajado con obras de video que me permiten reproducirlas en un celular o en un proyector que mira al techo con una estructura ultraprecaria en una casa abandonada. Seguramente si el video con grandes condiciones técnicas lo hubiera reproducido de esa manera «alternativa» la pieza hubiera funcionado también, pero de otra manera. Y aquí es donde entra el papel del artistx y cómo se imagina su pieza, cómo ES la pieza. A mi me encanta jugar con esa flexibilidad que permiten ciertas piezas de video, pero siempre llego al montaje final en conversación con los artistas porque entiendo cuánto del contexto añade significado a las obras. Que me parece muy distinto con el cine, ya que reproducir los avengers en la fachada de una casa en un barrio periférico o en un cine IMAX no cambia el significado de la película ni su interpretación. (Pienso yo XD)
Y sobre lxs espectadorxs, concuerdo 100% contigo. Para mí toda curaduría debe considerar la mediación y es uno de los pilares de mi práctica. Me interesa que el público conecte, converse, se emocione, se indigne, se involucre. Y a veces creo que no es a través de la información que pueden vincularse. Una exposición llena de cédulas que «expliquen» las obras tampoco me sirve para que el público se conecte si tienen que leer 10 páginas de contenido para «entender» la exposición. Pero también estoy 100% en contra de las exposiciones que no dan ninguna información, y se pretende que las obras «hablen por sí mismas». Por eso también creo tanto en el poder del videoarte como medio artístico. Nuestra contemporaneidad está tan acostumbrada al video que considero que su familiaridad es una puerta de entrada para la interpretación. Hay más vinculación con algo que no me da miedo porque lo veo todos los días. El reto para mí es hacer que las exposiciones de video no se vuelvan la sala de televisores de una venta de electrodomésticos, sino que el montaje también apoye en la experiencia de ese video. Y otro gran reto para esto en nuestros países es el presupuesto. (snif, snif).
Qué envidia los archivos que cuentas del CRFIC, espero que en algún momento tengas acceso a ellos!!! Qué importante para esta investigación. En Guatemala los archivos de la Cineteca Nacional están en un estado precario muy riesgoso. Negativos llenos de moho en casas antiguas muy húmedas pudriéndose sin poder rescatarlos. En estos archivos hay más que todo grabaciones oficiales del gobierno y archivos de los noticieros, pero sería un acervo invaluable para contar la historia del video que así como lo has mencionado no tuvo una generación espontánea sino más bien una evolución muy progresiva desde el video usado como medio de comunicación y propaganda, hasta tik tok!
Y sobre el cine y el videoarte, creo que he llegado a pensar que me interesa más los puntos en los que se encuentran que los puntos en los que se distancian. Pienso en el caso particular del artista salvadoreño Ernesto Bautista, con quien tengo mucha comunicación. Su trabajo en video comenzó documentando gestos políticos y obras en video como la de «New Promises» que te contaba en el correo anterior. Pero su obra ahora se ha volcado completamente a la producción de cine como obra de arte. Él le llama «Cine Expandido» porque no considera que son materiales para una sala de cine, sino para un museo. Sus narrativas son no lineales, documentales y ficcionadas, hablan de las temáticas de su obra como la migración y la violencia en El Salvador, pero su punto más interesante para mí son las similitudes que guarda con el cine a pesar de ser «obra de arte». Que emocionante no tener respuestas para nada!
Sigo pensando mucho en todo lo que hemos conversado y sigo cuestionando qué oportunidades traerá el videoarte en el futuro. Sin duda los retos de montaje dentro de nuestros contextos será un reto. Muero de risa con la imagen de las USB y me reflejo en una risa nerviosa recordando traumas de mis propias exposiciones. Me preocupa que el videoarte tenga tantas posibilidades de mostrarse y al mismo tiempo tenga muchos retos técnicos por la misma precarización de nuestros contextos. La última exposición fue tan divertida porque tuve que usar unas USB de un laboratorio médico que me regalaron porque no teníamos budget ni para eso. Me encanta este tipo de exposiciones donde hay que jugar con los recursos a nuestro alcance porque la experimentación está al límite, pero no te miento que sería increíble que piezas que requieran una Mac Mini para sincronizar los tres canales con Resolume sería increíble. Creo que por eso me emociona más también trabajar al lado de los artistas en la conceptualización de los montajes y las piezas mismas, para poder jugar con los recursos que tenemos.
En fin, diálogos desde el tercer mundo y divagaciones virtuales.
Un abrazo!!
JOSSELINE PINTO
SEGUNDA ENTREGA
24 oct 2023, 12:11
Hola Valeria.
Me gusta lo que mencionas sobre la romantización del cine en sus aspectos de exhibición y su formato para proyecciones de salas grandes. Aquí en Guatemala me gustan mucho los proyectos de «Cine Callejero» como lo es el proyecto del cineasta Diego Cazali llamado «Cine accidental» donde va colocando una pantalla movil en sitios diversos como calles cerradas, parqueos públicos y barrios. Me gusta esa noción nómada y desacralizada que supone el proyecto y me gusta también la versatilidad que muchas piezas de video tienen para su exhibición. Hay piezas de video que requieren de condiciones también muy pristinas, pero me encanta trabajar con obras que también son versátiles y usan su propia forma de reproducción como parte de su discurso como las videoinstalaciones o bien los videos que pueden mostrarse proyectados en el piso, en el techo, al revés, enormes o muy muy pequeños. Para la exposición «La Imagen Quema» tuvimos el caso de una videoinstalación de José Wolff en el cual empleó cuatro televisiones analógicas que mostraban la animación de un punto en movimiento dentro del espacio de la pantalla. Al tener los cuatro puntos juntos, podías imaginar las líneas rectas que los conectaban y así crear un cuadro imaginario. En esta exposición también decidimos mostrar los videos de Diego Sagastume en un celular colocado contra la pared. Los videos de Diego son gestos cotidianos que simulan dibujos y pinturas efímeras, como la grabación del movimiento de un destello de luz contra una pared. Los videos fueron captados con una cámara de video, pero en conversaciones con el artista decidimos reproducirlos en un celular porque estos videos fueron compartidos por él en Instagram y parecían estos gestos cotidianos que grabamos en nuestros celulares de manera diaria. Me encanta pensar que el dispositivo de reproducción añade sentido a la pieza de video, algo que no pasa en el cine porque es la narrativa interna de su historia lo que le crea el sentido.
Me encantaría escuchar más de tu experiencia con la exposición «El Reflejo de la Memoria«. ¿Cómo enfrentaste para esta exposición el reto de mostrar videoartes? Para mis exposiciones de video el reto más grande siempre es el codec de los archivos y cómo vamos a reproducirlos. Hasta hace poco comenzaron a vender en Guatemala «Media Players» con los que puedo reproducir un archivo .MOV o .Mp4 desde una USB y conectar el reproductor por RCA a una pantalla analógica o un proyector. Es mucho más fácil reproducirlos directamente en plasmas. Antes de los reproductores, convertía todos los videos a DVD para reproducirlos así, pero esto siempre afectaba muchísimo la calidad de la imagen. Muchos de los proyectos en los que trabajo tienen poco presupuesto para invertir en el equipo adecuado para reproducir los videos y esto siempre es mi mayor reto.
Sobre tu pregunta acerca de si existen relaciones fuertes entre lo producido en la región centroamericana considero que sí las hay, pero que cada país tiene su propia historia. Considerando sobre todo distintos aspectos como los orígenes, los recursos y los discursos. En Guatemala considero que el videoarte comienza con la documentación de la performance que tuvo muchísima fuerza en los años 90. Sin embargo, en El Salvador en el arte de los 90 y principios de los 2000 predominó el arte plástico y el objeto más que la performance y se crearon piezas icónicas de videoarte que no parte de la performance. Puedo pensar que un gran ejemplo del desarollo del medio es la exposición de 2017 «Donde Hubo Fuego«, comisariada por Simón Vega para el Museo de Arte de El Salvador. En la exposición se incluyen piezas muy importantes para la historia del videoarte salvadoreños como «Sí Señor» (2015-2016) de Abigail Reyes y la obra de «Crack» Rodríguez. Estos videos, así como la documentación del trabajo de «The Fire Theory» y piezas como «New Promises» (2014) de Ernesto Bautista son vitales para el videoarte en El Salvador, pero a diferencia del videoarte en Guatemala están mucho menos vinculadas al cuerpo y a la acción performática. Esto me llama muchísimo la atención, considero que el videoarte en Guatemala está sumamente ligado al cuerpo y a la performance, a diferencia del resto de Centroamérica donde se han creado piezas de video, al rededor de los mismos temas que en Guatemala, pero desde otros espacios. Un gran tema para pensar. No digamos en Panamá, donde el trabajo de Donna Conlon y Jonathan Harker lleva el videoarte a los museos y al arte conceptual! ¿Estamos acaso formulando entre las dos una exposición del desarrollo del video en Centroamérica? Porque I’m in. Aunque desconozco los orígenes y desarrollo del medio en Costa Rica y Nicaragua, me parecería vital investigar esos contextos para continuar este diálogo de paralelos y diferencias tan interesantes. En Costa Rica por supuesto el trabajo de Priscila Monge será vital para pensar en video y me encantan desde ya los paralelos que existen entre su serie «Lecciones de maquillaje” (1998) y las obras «Para verte mejor» (2005) y «Para besarte mejor» (2003) de la guatemalteca Jessica Lagunas. También la relación de su obra “Lección Nº2. Cómo (des)vestirse” (2000) en relación a la serie «Rutinas» (2015) de Inés Verdugo en Guatemala me parece interesante.
De Honduras y Nicaragua necesito investigar mucho más. Me encantaría que esta conversación se expandiera en el futuro a incluir la curaduría de Karon Corrales (HONDURAS), Patricia Belli (NICARAGUA), Patricio Majano (El SALVADOR) y Gladys Turner (PANAMÁ). Tal vez esta parte es un cry for funding para que financien la investigación y exposición de videoarte en toda Centroamérica.
Así que tal vez no respondí la pregunta de si existen relaciones fuertes entre centroamérica. Conceptual y discursivamente creo que absolutamente sí existen esos diálogos. Pero me interesan las diferencias de cada contexto específico y entender cómo se desarrollaron de esa manera. En relación al resto de Latinoamérica creo que la historia del videoarte es tan específica a cada contexto que todas las escenas son diferentes. Pienso en la escena pionera del video en México que documenta sus primeras piezas a finales de los años 70 con Pola Weiss o en los 80s y Ulises Carrión con obras maravillosas como «The Death of the Art Dealer» (1982) o «Playing Cards Song» (1980). Obras bastante conceptuales que se vinculaban directamente a las escenas del video en Estados Unidos y Europa como los trabajos de Nam June Paik y Bruce Nauman.
En Centroamérica el videoarte considero que surge mucho más tarde, hasta en los años 90 cuando encontramos la ruptura entre el «arte contemporáneo» y el «arte moderno».
Sobre tu pregunta hacia la preservación de los materiales. Aún es un tema que me conflictúa. En Guatemala no hay un museo de arte contemporáneo y tampoco una institución que esté tomando esta tarea, así que hasta el momento son los artistas los que tienen sus archivos y creo que todos estamos esperando a que sea muy muy tarde para conservarlos. Por supuesto me fascina también pensar que siendo «Time-based mediums» tienen una condición efímera ontológica, pero en un tiempo donde el video tiene tanta dominancia visual tal vez vaya a ser el Internet el encargado de preservarlos hasta que tengan que desaparecer. Es una pregunta que siento que lamentaremos no habernos hecho con tiempo. Me encantaría pensar en un centro de documentación de archivos de video en Centroamérica, que puede tener la forma de un disco duro donde se almacene todo catalogado. Yo aún no he actuado más allá de la pregunta de cómo preservarlo. Tal vez porque hasta el momento todavía no se ha perdido nada.
Y es que también creo que hemos sido un poco irresponsables con el video. Conozco muy pocos artistas en Guatemala que hayan comercializado video, o si quiera estipulado las ediciones que existirán. Tal vez es tiempo de tomarnos un poco más en serio el videoarte, y no solo en Centroamérica. Me gusta lo que mencionas sobre que la conservación de este material es tan conceptual como física. Es increíble pensar que un archivo de video es también un medio físico, tiene un peso, ocupa un espacio tangible, es necesario un medio físico para verle. No son solo códigos en el aire, tiene una materialidad muy específica y pensar esto me encanta.
Estoy igual de aterrizada que tú sobre el archivo y preservación de videoartes en nuestros contextos. Y tal vez debería estar igual de preocupada por la preservación de la pintura y la escultura contemporánea en un país sin museos, pero sin duda mi trabajo se enfoca en el video y tal vez es aquí donde hace aún más falta hacernos las preguntas correctas sobre el coleccionismo del video, la reproducción, la investigación y la preservación.
Nótese el tono de pánico en este enunciado.
Te dejo algunos links que revisé para responderte y así ampliar nuestro diálogo.
https://www.plataformadeartecontemporaneo.com/pac/woman-art-house-priscilla-monge/
https://www.inesverdugo.com/obra/rutinas/
https://issuu.com/marte/docs/catalogo_dialogos_en_el_arte_salvad
Un abrazo aterrado!
Panicked Joss.
02 nov 23, 16:21
Hola Joss.
Siento estas correspondencias un poco terapéuticas. Es como cuando tienes esos momentos en los que hay tanto pasando por tu cabeza al mismo tiempo que buscas alguien que te siga el juego para lograr liberar un poco de la presión. Me encanta lo que mencionas del proyecto de Diego Cazali, creo que muchas veces el cine se necesita sacar de las salas para conectar con las personas. Soy completamente fan de ver una peli en las “condiciones óptimas” y cómodas que me ofrecen un asiento acolchado y sonido envolvente pero debo decir que hay algo inigualable de ver imágenes proyectadas en espacios comunitarios y revindicar el poder de apropiación de espacios que nos ofrecen las mismas. Como que agrega elementos a la experiencia sacarlo del cubo negro y le añade texturas. Aunque creo que para esto también se necesita comenzar a pensar en un cine más ambulante y menos encapsulado. ¿Opinas que el video y el videoarte permiten esta expanción de la imagen a otros espacios también, como si fueran capaces de mutar y adaptarse?
Creo que es valioso siempre pensar desde que punto nos aproximamos a lxs espctadrxs y cómo podemos romper y desafiar los estándares y cánones que nos hacen marcado por tantos años. Es como cuando una persona te dice que no va al cine porque se aburre o no entra a un museo/sala de exposición porque no “entiende”. Si el arte que presentamos no es accesible, ¿Cuál es el punto de hacerlo? Al menos a mí no me interesa que ser comisaría para que vayan a ver las exposiciones mis mismos colegas. No sé, tal vez estoy divagando un poco por aquí.
Retomo camino.
Te cuento que la experiencia de “El Reflejo de la Memoria” fue todo un reto y sé que no es ninguna novedad para ti tampoco. Esta exposición utilizaba material rescatado por el Centro de Producción Cinematográfica de Costa Rica, quienes me hicieron llegar el material de manera digital por descarga ya que yo me encontraba en España (agradecimientos eternos por su colaboración). La exposición pasó por muchas transformaciones y propuestas que tuve que adaptar debido a no estar físicamente en Costa Rica ni tener el material en ningún otro formato que no fuera descarga digital. Por cuestiones de tiempo y recursos una de mis propuestas iniciales que era proporcionar a artistas visuales costarricenses con material de nuestro archivo fílmico para que así pudieran intervenir y reinterpretar el ideal colectivo que tenemos como costarricense fue puesto en pausa y cambiado por una versión más “contenida”. Debo decir que esta idea existe dentro de la propuesta original y la cual sigo trabajando para poder algún día materializarla. Así que realmente el reto de esta exposición fue trabajar con versiones digitales de material originalmente analógico y lidiar con la calidad en la que se encontraban. Al mismo tiempo ni los proyectores ni los reproductores eran los ideales si somos honestas. Es un poco jugársela con lo que uno tiene al parecer, y cruzar los dedos para que todo funcione como uno espera. Debo decir que esta experiencia me llevó al borde de la desesperación y al mismo tiempo me ayudo a pensar fuera de lo tradicional para lograr que lo que yo quería funcionara.
Para resumirlo sin volver a desencadenar el terror que viví durante el montaje: Necesitaba sincronizar imágenes de dos proyectores con un sonido asincrónico de un video que nunca vemos. Después de una cantidad determinada de loops de estos videos con el sonido, los proyectores debían ir a negro y abruptamente entraba un tercer proyector en la pared contraria que contradecía lo que veíamos y escuchábamos al inicio. Todo esto lo tuve que realizar de manera manual, casi artesanal por así decirlo, ya que no contaba con sincronizadores para los proyectores. Puede que esta descripción sea tan caótica como el intento de lograr montarlo. Te adjunto un par de fotos para que te ayuden a imaginarlo. Debo decir, que me reforzo el miedo a la técnología y es que los USBs fallan más de lo que me gustaría o nos gustaría admitir. Necesitaba 3 y creo que llegó un punto en el que tuve que hacer pruebas con mínimo unos 7 u 8. (Además de esto los reproductores que se estaban usando respondían todos con el mismo mando y hacían un poco lo que les daba la gana cuando les daba la gana).
Me ha pasado un poco lo que hablamos anteriormente sobre cómo preservar estos materiales. La instalación detalla sobre tiempos, coordinación y ejecución, pero preservar algo como esto para la posteridad es realmente complejo y me asusta pensar si yo misma lo podré reproducir tal cual debe ser en el futuro.
Te apoyo en este cry for help de que alguien financie investigaciones. Yo desde que me estoy adentrando un poco más en el video y el videoarte e intentar buscar sus conexiones con el cine me quiero arrancar un poco el pelo cuando veo que muchas de mis preguntas no tienen aún respuesta. Y sé que no es porque no existan, o que personas no las tengan pero que el acceso a la información está limitado por una falta de interés de financiar investigaciones. Investigaciones que, a mí, me parecen una necesidad vital. Me recuerda a una conversación de cine militante que tuve con un profesor en el máster, en el cual sus referencias latinoamericanas omitían por completo a la región centroamericana y yo, como única centroamericana en la clase me horrorizaba de ver que yo misma carecía de las referencias que quería. La verdad que un horror total.
El videoarte en Costa Rica se remonta a las décadas de 1970 y 1980 cuando los artistas comienzan a ver las posibilidades que les brindaba la llegada del video y su facilidad de manipulación con relación al filmico. Debo mencionar que durante una entrevista que hice con el cineasta costarricense Ingo Niehaus hace poco más de un año sobre una de sus obras realizadas dentro del Centro de cine, Costa Rica Banana Republic (1979) concretamente, le pregunté sobre el proceso de experimentar con video en el Centro de Cine y me mencionó que muchos cineastas de la época rechazaron la idea porque no lo consideraban autentico ni arte y preferían seguir utilizando fílmico. Puedo entender que el ingreso de nuevas tecnologías fue algo que cuestionaron, pero me parece un momento de total desaprovechamiento de los recursos para explorar otros medios de narración con la imagen en movimiento. En fin, tampoco digo que esta anécdota sea ley absoluta, pero creo que sería interesante investigar ese quiebre. *Otro cry for financiamiento*
Algo que dentro del caso costarricense siempre me ha parecido interesante es que el actualmente conocido como CRFIC (Costa Rica Festival Internacional de Cine) se originó con el nombre de Muestra de Cine y Vídeo Costarricense donde parece ser que ambos formatos coexistían alegremente. Entre las categorías existía una llamada videocreación la cual me llama inmensamente la atención, y ojalá poder dedicarle el tiempo de investigación que se merece. Creo que llegar a los archivos de esta muestra puede ser la mina de oro que he estado buscando. Se que también incluían material de la región en general, si encuentro más información no dudaré en hacértela llegar.
Yo le debo un inmenso agradecimiento a espacios como TEOR/ética por documentar e investigar sobre el video y el videoarte costarricense, que yo, por ahora que me encuentro a distancia no sé qué haría sin sus recursos. Shoutout para que sigan con toda la fuerza que tienen. Al igual que el MADC por hacer esfuerzos titánicos por documentar y compartir unas expos preciosas con video. Recuerdo que estaba ya en España para la celebración del bicentenario centroamericano y vi que el MADC organizó Cubo Negro, Inquieta Imagen 2021 la cual utilizaba el video y el videoarte como medio para abordar el bicentenario de la Independencia. Creo que su aproximación a la curaduría teniendo diferentes invitados para el espacio como el Costa Rica Festival Internacional de Cine o Kestner Gesellschaft e inclusive TEOR/éTica abrió la puerta para ver atraves de distintos ojos como nos relacionamos y percibimos la imagen en movimiento. Una verdadera pena fue no poderlo vivir en persona.
Cuando hablamos de conservar creo que la preocupación es colectiva. También debo decir que yo me comencé a preocupar hace muy poco, realmente hasta que vine a España y vi todo lo que implica a nivel tanto profesional como monetario preservar aquella memoria visual. Tengo miedo de que estemos en una etapa de superproducción en la que hay tanto material que decidir que vale o no la pena guardar sea un tema que casi no se habla. Espero que no sea así. Tampoco quiero sonar como el familiar acumulador, pero si dependiera de mí, seguro buscaría la manera de preservarlo todo a como dé lugar.
Te leo y aprovecho para apuntar todas las referencias e información que me mandas a distancia, creo que las partes más enriquecedoras de este dialogo es poder aprender, evocar intereses y entrar un poco en pánico juntas.
Me pregunto mucho sobre las intersecciones que viven los mismos artistas dentro del medio. Cineastas que experimentan con video y video artistas que se quieran adentrar al cine. ¿En qué áreas crees tu que más convergen y distan estas prácticas artísticas? Mi primera referencia fuerte fue Jurgen Ureña en Costa Rica, quién de hecho fue profesor mío durante la carrera y quien, siendo cineasta, fue el encargado de adentrarme a mí y muchxs de mis compañerxs en el video arte con su propia obra.
Espero no haber generado más preguntas que respuestas con este correo, realmente no se si tengo ninguna respuesta tampoco.
Un abrazo, Vale
Te comparto las fotografía que mencioné al inicio al igual que enlaces que he utilizado yo también.
https://ccecr.org/evento/mesoamerica-tierra-de-huellas/
https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=8822679
https://www.revistasobrevuelo.com/2021/06/videoarte-sera-protagonista-en-nueva.html
PRIMERA ENTREGA
9 oct 2023, 12:30
Hola Valeria,
Sin conocernos, nuestras prácticas de investigación y curatoriales se entrecruzan en muchos puntos. Sobre todo en el espacio preponderante que el videoarte tiene para nuestros proyectos. Yo comencé a trabajar con videoarte a raíz de mi gestión en el espacio independiente MANIFESTO-espacio, donde debido a limitaciones de espacio y presupuesto recurrimos a la versatilidad del videoarte para nuestra programación. Después mi interés fue construyéndose en la investigación del desarrollo del medio en Guatemala, pero tengo mucha curiosidad, ¿Cómo se relaciona tu práctica con el video?
Espero tu respuesta!
Joss.
11 oct 2023, 08:25
Hola Josseline,
Me hace mucha ilusión leerte. Yo he llegado hasta aquí gracias al cine. Cursé un máster de comisariado cinematográfico en la Elías Querejeta Zine Eskola y quería que mi trabajo final se relacionara con el archivo costarricense. Al comenzar mi investigación topé con material que no funcionaba para proyección en salas tradicionales y decidí transformarlo en una instalación de obras fragmentadas y video. Desde entonces me he interesado por seguir investigando sobre la producción de video dentro del contexto nacional y las maneras alternativas de compartir las imágenes que no entran dentro del canon establecido para proyección en cines.
Tu enfoque del videoarte en Guatemala me parece súper interesante. Me gustaría saber más sobre tu investigación. ¿Cómo ha sido la trayectoria de Guatemala en el panorama del videoarte? ¿Has identificado alguna tendencia o tema recurrente en las obras de artistas locales?
¡Espero tu respuesta!
Un abrazo a distancia,
Vale
11 oct 2023, 16:51
Hola Valeria,
Me interesan muchísimo los diálogos entre el cine y el videoarte, sobre todo porque entre más lo investigo, menos diferencias encuentro. Supongo que técnicamente, las diferencias claves son el medio de reproducción que tu bien mencionas se adecua mejor a otros formatos que a la proyección en salas tradicionales y la “seriaridad” de las ediciones limitadas de una pieza de videoarte. Me interesan mucho también las preguntas sobre la conservación, sobre todo porque el cine tiene sus propias instituciones para la conservación de sus archivos en filme, pero los museos, las instituciones y los mismos artistas aún están preguntándose cómo preservar estos archivos para que no se vuelvan obsoletos o “irreproducibles”.
¿Has tenido tú también preguntas sobre esos diálogos entre cine y videoarte?
Sobre Guatemala, la investigación sobre el desarrollo del videoarte la comencé para la curaduría de la exhibición “La Imagen Quema: Perspectivas del Videoarte en Guatemala” donde incluí 20 piezas de video en la exhibición física y otras 14 que adaptamos para un screening en la sala de proyecciones del Centro Cultural de España en Guatemala. Fue increíble que las obras mismas trazaran una cronología y cuestionamientos sobre el video mismo. La primera pieza es de 1996 y es un videoarte de la artista Sandra Monterroso donde se combinan grabaciones de la documentación de una performance con imágenes de archivo y otras imágenes integradas en la postproducción. Este video me hizo preguntarme si el videoarte surge de la documentación de la performance, ya que estos son los primeros registros en video de obras de arte. Guatemala tiene una fuerte tradición de performance que inició a mediados de los años 90 y siguió durante la primera década de los 2000. Estos performances fueron documentados para su archivo y su exhibición y en esta misma época, los artistas comienzan a hacer performance para la cámara, creando incluso lo que llamaron “videoperformance”, una acción realizada en un espacio privado frente a la cámara, sin público. En esta corriente se encuentra la obra de Sandra Monterroso, Jessica Lagunas y de María Adela Díaz. Regina José Galindo es la artista de performance más importante de Guatemala y aunque muchas de sus acciones son performances públicos, en la exhibición incluímos la obra “Autofobia” que dura apenas unos segundos y es un videoperformance. Para mí era importante no incluir performances tal cual, sino videoartes. Sin embargo, la tradición de la performance es tan fuerte en Guatemala que no podemos separar el cuerpo del video. Por eso decidí dividir la exposición en tres grandes temáticas que agrupaban, sin un orden cronológico, las tendencias en discursos de las obras de los artistas. La primera sala contenía obras que hablaban de política, ya sea de memoria histórica, feminismos o género. La segunda sala incluía videos que hablaban del paisaje desde historias personales de los artistas, como una especie de diario visual muy relacionado a la ritualidad y la identidad personal. La última sala era más diversa y en ella encontrábamos videos más recientes de artistas que hablaban de la tecnología del video, la animación y el internet.
Curioso es que todos los videos incluían de alguna u otra forma el cuerpo y este era el hilo conductor para toda la muestra y para el mismo arte guatemalteco. ¿Cómo se hila esta historia desde Costa Rica?
Ansiosa de escucharte,
Joss.
Reclamo, 2017. Lucía Madriz. Videoperformance.
14 oct 2023, 11:49
Hola Josseline,
Creo que es inevitable pensar que el cine y el videoarte dialogan constantemente entre si. Recuerdo que mi primer acercamiento al videoarte fue dentro de la escuela de cine y desde entonces he visto que ambas ramas del arte se nutren constantemente una de la otra. Al mismo tiempo opino que existe cierta romanitzación estética y formal con respecto al cine y lo imponente que suponen ser las proyecciones en salas para grandes públicos de manera simultanea. Pero sobre este tema no estoy del todo segura como me siento al respecto.Mi relación con el video y videoarte costarricense es bastante reciente y diría que estoy iniciando mi proceso de adentrarme de lleno. Todo nació a la hora de comisariar esta exposición llamada El Reflejo de la Memoria y mi deseo por encontrar materiales que desafiaran la ídilca imágen que ha vendido Costa Rica al extranjero durante años y la relación que tenemos con el espacio que habitamos. Fue así como comencé a cuestionarme la relación que tenemos con la imágen en movimiento más allá del cine y como tomaba forma esto en la actualidad costarricense.Creo que al estudiar comisariado me di cuenta que no solo me apasionaba el cine, sino la imagen en movimiento como un todo. Actualmente sigo mucho el trabajo de artistas como Colectivo en Fuga, Man Yu,Lucía Madriz y Stephanie Williams por nombrar algunas que vienen a mi cabeza de repente. Creo que entre todas existe una relación espacio-cuerpo bastante interesante donde se cuestiona constantemente como nos acercamos al «ser» y al «habitar». Ya que mi experiencia dentro del mundo del video es más reciente te quería preguntar un poco más sobre lo que me mencionas de Guatemala y sus lineas de exploración. ¿Dentro de tu investigación y práctica has pensado que existen relaciones fuertes entre lo producido en la región centroamericana? Desde el cine existe una división casi tangible entre la producción de nuestra región y el resto de latinoamerica. Ya sea por motivos políticos, económicos o sociales nuestra historia con la imagen en movimiento se diferencia de manera considerable. Yo lo menciono desde el cine, pero quisiera saber si ¿consideras que a nivel regional las tendencias de intención y su representación también nos une como región de cierto modo?
PD. Lamento la tardanza en responder este mail, estoy en un encuentro en un pueblo de extremadura sobre la exhibición alternativa y aunque es la causa de mi demora, también ha hecho que mi cabeza vaya a mil por hora pensando en como nos aproximamos a la curaduría de imágenes.
Espero tu respuesta,
Vale
14 oct 2023, 11:54
Casi olvido un detalle. ¿Cómo te has acercado tu a la preservación de los materiales? Es una pregunta que yo aún me hago. He participado en talleres de conservación de «complex media» y el nombre le hace total justicia. Trabajar con material que tiene en su contra el tiempo y la tecnología es un reto.
Saludos,
Vale
14 oct 2023, 13:36
Pd 2. Creo que hubo un fallo y una parte de mi correspondencia no ha llegado. Una razón más para no confiar en estos medios digitales que fluctúan tanto.
Aquí te copio un pedazo que se eliminó solo pero permaneció en mis borradores:
Me parece súper interesante que me menciones el tema de preservación ya que creo que en general las obras basadas en el tiempo son inestables por naturaleza: sus componentes tecnológicos se vuelven obsoletos y con frecuencia requieren adaptación. Y aunque es cierto que hay un esfuerzo porque el cine tenga espacios concretos para su preservación adecuada la mayoria fallan en el intento. Creo que cuando se trabaja con medios basados en el tiempo, es importante comprender las propiedades que definen la obra, estipular las copias entregables para archivos y exposiciones y crear una documentación completa de la obra de arte. La conservación de este material es, muchas veces, tan conceptual como física. Hasta ahora, sólo hay aproximadamente unos 10 museos en todo el mundo que dedican personal de conservación al arte basado en el tiempo (como lo es el videoarte). Tate de Londres fue el primer museo que tuvo un conservador de estos medios y, hasta hoy, sigue siendo líder en este campo pero la falta de investigación en como lograr que estas piezas sobrevivan el paso del tiempo me aterroriza bastante
Espero no intervenir más hasta leer tu respuesta.
CONTINUARÁ…